Ácido cianurico , Alcalinidad , test de gotas y un charco con actitud
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Hace poco me escribió un cliente con un dilema existencial:
su piscina, más que un oasis, parecía estar haciendo su propio experimento químico.
Resulta que llevaba días peleando con la alcalinidad y el pH alto,
dos enemigos implacables que se resistían a bajar como un cuñado en una barbacoa.
Había leído foros, blogs, incluso los consejos de autoproclamados gurús piscineros...
y cuanto más cloro multiefectos, más confundido estaba.
El tipo ya había probado de todo: tiras analíticas de marca famosa, una sonda de pH más cara que su móvil, y por supuesto, su clorador salino, que, según él,
“tiró la toalla”
cuando vio que el pH no bajaba ni a martillazos.
“¿Echar el ácido directo al fondo o por la superficie?”
“¿Diluirlo o a lo bruto?”
“¿Depuradora encendida o apagada?”
Cada fuente decía una cosa diferente, y mientras tanto, su piscina parecía decirle:
“Echa lo que quieras, yo sigo igual.”
¿Mi respuesta? Menos complicaciones, más soluciones.
Le explique que sí, bajar la alcalinidad primero es clave porque actúa como freno del pH.
Le conte la técnica definitiva: ácido clorhídrico directo al fondo, con la depuradora apagada durante 24 horas para que haga su magia.
Ni diluir, ni distribuir por la superficie como si estuviera aliñando una ensalada.
¿El resultado?
Agua cristalina y un cliente que ya no tiene pesadillas con fórmulas químicas.
Así que, si estás en la misma situación... deja las fórmulas complicadas para los científicos y las soluciones prácticas para Piscina Nivel Dios.