"Cómo elegir el clorador salino perfecto y no morir (o ahogarte) en el intento"
Share
Ah, el maravilloso mundo de los cloradores salinos. Ese universo donde los vendedores de piscina te miran con condescendencia y te aseguran que “este modelo es justo lo que necesitas”, mientras intentan colarte un aparato que probablemente solo servirá de adorno en tu caseta de filtracion o para hacer burbujas y poco más.
Si estás a punto de elegir un clorador salino para tu piscina, déjame decirte que te encuentras en una encrucijada.
Hay dos caminos: el de la sabiduría y el del arrepentimiento eterno (y el de los bolsillos vacíos).
Así que relájate, coge tu flotador favorito y prepárate para sumergirte en esta guía con una pizca de sarcasmo y una buena dosis de realidad piscinera.
Paso 1: Ignora (casi) todo lo que te diga el vendedor
¿Recuerdas aquella vez que el dependiente de la tienda de electrodomésticos te dijo que no necesitabas una nevera con dispensador de agua? Y ahora, cada vez que te sirves un vaso, piensas:
"¡Menuda ganga me perdí!" Pues con los cloradores salinos es lo mismo.
Ese vendedor que insiste en que el controlador de pH y el Redox “dan muchos problemas”, o que regulando la potencia del clorador al 80% ya estás listo, probablemente solo quiere venderte lo más barato (o lo más caro, según la comisión). ¿La realidad?
- Sin controlador de pH = desastre asegurado. El pH en una piscina con clorador salino sube más rápido que el precio de la gasolina. Si no quieres andar echando ácido manualmente como un alquimista loco, NECESITAS un control automático.
- Sin Redox = jugar a la ruleta rusa. Este pequeño dispositivo mide la capacidad desinfectante del agua y para de producir cloro cuando el agua tiene suficiente alargando asi la vida util d ela celula
- Sin él, estarás a ciegas, confiando en que el clorador haga su trabajo… o que aparezcan algas antes de darte cuenta.
Paso 2: Elige la potencia correcta o mejor un poco mas (porque aquí el tamaño sí importa)
Seguro que te han dicho: “Para tu piscina de 50 m³, este clorador de 10 gramos va perfecto.” Bueno, lo único perfecto aquí es la cara que vas a poner cuando en pleno agosto tu piscina parezca el Amazonas.
Regla de oro: compra un clorador salino con al menos un 50% más de capacidad de lo recomendado. Sí, aunque parezca un derroche inicial, te ahorrará muchos dolores de cabeza cuando la ola de calor convierta tu piscina en caldo de cultivo.
¿Cómo hacer el cálculo correcto?
Para una piscina de 50 m³:
- Clorador de mínimo 12-15 gramos por hora, no menos.
- Si puedes permitirte uno de 20 gramos, mejor.
Recuerda que si el clorador va al 100% todo el tiempo, su vida útil será más corta que la de una dieta después de Navidad.
Paso 3: Clorador salino todo-en-uno vs. sistemas independientes
Aquí tienes dos opciones:
-
Todo en uno: Un solo aparato que clora, mide pH y controla el Redox. ¿Ventajas? Menos espacio. ¿Desventajas? Si algo se rompe, prepárate para tirar todo el equipo a la basura y endeudarte para comprar otro.
-
Sistema independiente: Compras el clorador por un lado, el controlador de pH por otro, y el Redox por separado. ¿Ventajas? Si algo falla, no necesitas hipotecar tu casa para repararlo. Si te tomas tu piscina en serio, esta es la opción ganadora.
Pro tip: Si te decides por la opción independiente, busca marcas reconocidas, nada de equipos "Made in Chinolandia" que duran lo mismo que un helado en la piscina.
Paso 4: La pesadilla del mantenimiento (porque sí, lo hay)
Aquí viene la parte que los vendedores convenientemente olvidan mencionar:
-
La célula del clorador no es eterna. Te dirán que dura 16.000 horas. Lo que no te dirán es que eso es en condiciones ideales, y que en la vida real, si llegas a las 8.000 horas sin problemas, puedes considerarte afortunado.
- La sal también se gasta. Y no, no puedes echar la del súper. Debe ser específica para piscinas y mantener la concentración adecuada.
- El pH nunca se toma vacaciones. Siempre tiende a subir, y si no lo controlas bien, te jugará una mala pasada con aguas turbias y costras blancas en los bordes de la piscina.
Paso 5: La gran mentira del “mantenimiento cero”
Si alguien te ha dicho que con un clorador salino te olvidas de la piscina, te ha mentido descaradamente. No es magia, es química.
- Tienes que limpiar la célula regularmente.
- Tienes que vigilar los niveles de pH y sal.
- Controlar las sondas calibrando una vez al mes
- Y sí, de vez en cuando tendrás que hacer un “choque químico” con cloro o productos específicos.
Pero claro, no suena tan sexy como "mantenimiento automático", ¿verdad?
Conclusión: Cómo evitar errores de novato y elegir bien tu clorador salino
Para no acabar con una piscina que más bien parece un caldo primigenio, haz esto:
- Compra un clorador de mayor capacidad de la que necesitas. No escatimes aquí.
- Invierte en un controlador de pH automático. Sin él, tu vida será un infierno de test kits y ácidos.
- No subestimes la importancia del Redox. No es un capricho, es la forma más precisa de saber si tu agua está segura.
- Evita los “chollos” en marcas dudosas. No hay milagros en piscinas, solo soluciones caras o baratas.